martes, 8 de abril de 2014

El salto al cine de los Hermanos Marx

Los Cuatro Cocos


Han transcurrido muchas décadas de la época dorada de los Hermanos Marx pero su humor sigue resultando fresco y divertido a día de hoy. La ácida verborrea de Groucho, los juegos de palabras de Chico y las locuras de Harpo accedieron a las pantallas de cine de la mano de la Paramount con Los Cuatro Cocos (1929), adaptación de uno de los espectáculos de variedades que los cómicos representaban en Broadway.

El Sr. Hammer (Groucho) es el dueño de Los Cuatro Cocos, un hotel de la costa de Florida al borde de la quiebra. Para compensar su deficiente situación financiera se procede a la subasta de las parcelas adyacentes al establecimiento. La llegada al hotel de dos pilluelos (Chico y Harpo) y la desaparición de un valioso collar propiedad de una de las más distinguidas huéspedes lo pondrán todo patas arriba.

Las locuras de Chico y Harpo son lo que le faltaba a un hotel dirigido por Groucho.


Joseph Santley y Robert Florey son los realizadores de Los Cuatro Cocos, aunque en realidad eso carece de importancia: por encima de la trama siempre están los gags de los Hermanos Marx y las escenas musicales. Y aquí están reunidos todos los ingredientes 'marxianos': diálogos absurdos, una puesta en escena teatral, enredos, humor tanto verbal como gestual, una pareja de jóvenes soñadores, unos personajes malvados, un policía poco avispado, Margaret Dumont como dama rica, Zeppo en un papel marginal...

Remarco lo de la puesta en escena teatral. Hay una escena en la que incluso podemos ver dos habitaciones de hotel contiguas separadas por un tabique a modo de casa de muñecas. Groucho se dirige a cámara (al público) en varias ocasiones, la película mantiene un tono hilarante, gamberro y muy vivaz.

Algunos momentos memorables son la citada escena de las habitaciones, el diálogo de besugos entre Groucho y Chico, la caótica y amañada subasta de parcelas, el discurso del Sr. Hammer ante unos empleados que llevan tiempo sin cobrar, el insolente intento de estafa de Groucho al personaje de Dumont o los habilidosos hurtos de Harpo a los clientes del hotel.

Groucho tratando de explicarle a Chico lo que es un viaducto.


El apartado musical tiene aquí un peso considerable, máxime cuando el cine sonoro se hallaba todavía en pañales. Alegres melodías y multitudinarias coreografías de calidad interrumpen el desarrollo de la acción. Destacan asimismo el solo de piano de Chico y el de arpa de Harpo, pruebas palpables del desbordante talento de los cómicos.

Otro aspecto positivo que podemos extraer de este largometraje es el testimonio de una época, en concreto la eclosión de la playa y las vacaciones de verano como fenómeno de masas. Observamos bañadores en su momento atrevidos y un canon de belleza femenino no esquelético. A lo largo de hora y media, la crítica social se centra en los matrimonios de conveniencia, los prejuicios de las apariencias y el amor al dinero.

Como puntos negativos de Los Cuatro Cocos, podemos reseñar que se trata casi de un boceto o un anticipo de los espléndidos filmes que protagonizarían los Marx posteriormente. Groucho y compañía estarían más inspirados, y los guiones tendrían una importancia mayor que aquí. Otra debilidad reside en la baja calidad de la imagen, algo más achacable a la conservación de la cinta que a la fotografía.



En cualquier caso se trata de una película divertida que demuestra la vigencia del irreverente sentido del humor de los Hermanos Marx más de ochenta años después.


Puntuación: 7



T.O.: The Cocoanuts / EE.UU. / 1929 / Dirección: Joseph Santley, Robert Florey / Elenco: Groucho Marx, Chico Marx, Harpo Marx, Zeppo Marx, Margaret Dumont / Género: Comedia / Duración: 96 minutos

No hay comentarios:

Publicar un comentario