sábado, 11 de julio de 2015

La libertad por encima de todo

Grand Theft Auto III


Historia

Hay videojuegos que marcan un antes y un después, tanto por la ruptura con el pasado como con la inspiración de futuros títulos. Grand Theft Auto III supuso una evolución excepcional respecto a las dos entregas previas de la saga. Por primera vez teníamos un 'sandbox' en 3D a nuestra disposición. Desarrollado por DMA Design, hoy conocida como Rockstar North, GTA III fue lanzado en 2001.

La trama comienza cuando Claude es traicionado por su novia Catalina mientras asaltan un banco. Catalina dispara a nuestro protagonista, que queda herido y es atrapado por la policía. De camino a la cárcel, la mafia asalta el furgón de los presos para liberar a uno de sus capos, y de esta forma tan rocambolesca Claude recupera su libertad. Un tipo sin escrúpulos como él no lo tendrá complicado para prosperar en Liberty City, una ciudad carcomida por sus elevados índices de criminalidad.

De paseo por Liberty City.

Claude es el silente personaje que controlamos.


GTA III, que por cierto está ambientado en 2001 y no en épocas anteriores, cuenta con un guión no muy inspirado y unos personajes bastante planos. No son muchas las misiones hiladas, pero sin duda se reservan alguna que otra sorpresa en forma de excentricidades, momentos espectaculares y traiciones inesperadas.


Jugabilidad

Pero para qué nos vamos a engañar, lo más importante de cualquier Grand Theft Auto es su jugabilidad. DMA Design nos propone libertad total para desenvolvernos en Liberty City: robar un coche si nos hace falta, conducir a toda velocidad en contradirección, agujerear a balazos a los transeúntes que nos pongan mala cara... Hacer el cabra, en definitiva. El objetivo real es completar las cerca de setenta misiones que nos encargan líderes del hampa, pandilleros y hasta policías corruptos.

Las carreras callejeras tienen mucho de juego sucio.

Conoceremos gente de lo más excéntrico.


Las misiones, que se pueden realizar de diversas formas, suelen consistir en acciones ilegales como liquidar a alguien, robar determinados objetos, ganar carreras ilegales o recoger a un malhechor y llevarlo a cierto punto de la ciudad. El manejo de vehículos es tan o más importante que la violencia que llevamos a cabo a pie.

El protagonista tiene unas capacidades y limitaciones humanas: puede correr, saltar, golpear... Eso sí, Claude no sabe nadar, y ésta es una de las formas más fáciles de morir en GTA III. Perder la vida en Libery City y despertar en el hospital sin armas y con mil dólares menos es aquí tónica general, porque las bandas callejeras no perdonarán jamás una ofensa. Atravesar determinados barrios con la historia avanzada será todo un desafío.

Tomando prestados coches desde tiempos inmemoriales.

La presa Cochrane.


La urbe consta de tres grandes islas interconectadas por puentes. túneles subterráneos y las líneas del metro. Las zonas de Liberty City disponibles se abren conforme completemos misiones. Fundamentalmente estamos hablando de un área portuaria, una comercial y una residencial. Un aspecto llamativo es la ausencia de un mapa callejero en el menú, así como lo escueto del miniradar. En éste aparecen indicados solamente los refugios y los puntos de misión. La localización de los talleres de pintura, las tiendas de Ammunition y demás lugares de interés dependen de nuestra memoria.

El dinero que obtengamos por los servicios prestados tan sólo podremos emplearlo en comprar armas. La panoplia disponible es amplia y variada: pistola, bate de béisbol, escopeta, subfusil, rifle de francotirador, granadas, cócteles Molotov, lanzamisiles... Del uso de estas herramientas depende el grado de búsqueda policial, que siempre podemos eludir cambiando la matrícula de nuestro coche en un taller o colándonos en callejones.

La variedad de armas permite diversas estrategias de ataque.

Los coches demasiado dañados explotan.


Grand Theft Auto III es un juego ubicado en la calle, ya que prácticamente no podemos acceder a ningún espacio interior. Como ir a pie es lento y hasta peligroso, lo mejor es robar uno de los más de cincuenta modelos de automóviles disponibles. Deportivos, sedanes, camiones, autobuses... la diversidad de vehículos es amplia, aunque limitada a las cuatro ruedas. Sólo unas pocas embarcaciones y un avión que no vuela (irónicamente llamado "Dodo") se salen de la norma.

La conducción no es la más realista, pero sí presenta diferencias en la velocidad, la estabilidad y la fuerza de los coches. Recorrer las calles a toda velocidad es un verdadero gustazo. Las ruedas patinan cuando llueve, algo frecuente en Liberty City.

Surcando el río que separa las islas de Liberty.

Por cada diez paquetes secretos recolectados recibiremos una arma gratis en los refugios.


Al margen de las más de veinte horas que se requieren sólo para completar las misiones, uno puede desempeñarse como taxista, bombero, policía o conductor de ambulancias. También es recomendable explorar la ciudad en busca de secretos en forma de misiones secundarias y paquetes de droga coleccionables.

El de DMA Design no es en absoluto un juego fácil. Los principales obstáculos los encontraremos cuando Claud se baja del coche, ya que es mucho más vulnerable de lo que los videojuegos nos tienen acostumbrados. Por otra parte, es preciso señalar algunos fallos en la inteligencia de los enemigos, que en ocasiones mantienen comportamientos absurdos como correr contra una pared.

El sentido humor es un elemento común.

La lluvia es muy frecuente.


Cuestiones técnicas

Sin contar con unos gráficos realistas, GTA III recrea perfectamente una metrópoli de apropiadas dimensiones basada en Nueva York con barrios bien diferenciados entre sí. El barrio chino, los suburbios, el polígono industrial, los rascacielos del área financiera, las autopistas, el puerto, la zona residencial de lujo en las afueras... Liberty City se muestra viva, con peatones vestidos según la zona y que reaccionan con insultos o gritos a nuestro paso.

Las texturas de los edificios y el agua son bastante simples, pero efectivas. Lo más destacado es el transcurso del ciclo día-noche (cada segundo real representa un minuto en el juego), con impresionantes amaneceres y crepúsculos y las variaciones meteorológicas pertinentes. La lluvia y la neblina descienden a las calles con asiduidad.



Una furgoneta abollada y con la luna trasera rota.

Un día equivale a 24 minutos de tiempo real.


Los modelos de las personas y los coches son creíbles y detallados, aunque las animaciones de las peleas cuerpo a cuerpo son un tanto simples. Los vehículos se deforman y rompen con los choques (si bien no se pueden causar pinchazos), aunque las llamas en 2D dan hasta risa. El trabajo de la cámara, con varias opciones a escoger, aprovecha al máximo las tres dimensiones.

En el lado más negativo hay que lamentar elementos como el 'popping' (los objetos aparecen de pronto según te acerques a ellos) y algunas físicas. Los semáforos son terriblemente duros, y los automóviles manejados por los habitantes de Liberty City realizan unos giros en seco para tomar curvas.



Subirse al tren es un método veloz y económico de desplazarse.

Los transeúntes dotan de vida al conjunto.


La música está presente únicamente en las emisoras de radio, que van desde la ópera hasta el rap, pasando por el rock, el pop y las conversaciones. El juego está completamente en inglés con subtítulos en las escenas cinemáticas. El sonido combina los efectos realistas como los disparos o las sirenas de policía con otros efectos más exagerados, como los puñetazos y los atropellos.


Conclusión

Revolución absoluta en su día y un clásico perfectamente disfrutable quince años después, Grand Theft Auto III sentó las bases de lo que hoy conocemos como un GTA. Dejarse llevar por las calles de Liberty dejando a un lado en las misiones es tan divertido como superarlas, y eso no se puede decir de muchos videojuegos.


Puntuación: 9

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